Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Biografía del General José María Urvina Viteri (página 2)




Enviado por luis pacheco



Partes: 1, 2

Urvina era un hombre inteligente y laborioso.
Demócrata, sincero, liberal, puso de manifiesto tal
pensar, proclamando esos principios desde el primer instante de
su administración.

Efectivamente, comenzó dando un decreto, llamando
al pueblo al libre ejercicio de sus derechos en la
elección de Diputados para la Convención.
Jamás, hasta entonces, había habido en esta tierra,
elecciones más libres y más populares. Era un
espectáculo nuevo y halagüeño hacer y mirar
hacer, con absoluta libertad, y sin presión, lo que desde
el establecimiento de la República, justamente, se
debía hacer.

Tal procedimiento inspiró entusiasmo y confianza
a la juventud, que principio a reunirse y a organizar la escuela
liberal bajo la dirección de Aneiza, eximio educador
colombiano.

Mientras tanto, esperando la reunión de la
Asamblea en Quito, se entregaba el pueblo al regocijo de las
artes y las letras. Hubo una exposición de pintura y
escultura; también, certámenes literarios en honor
de los principios democráticos proclamados por Francia y
los Estados Unidos de América. Repetíanse esos ecos
de la libertad en el corazón de los que comenzaban a
ejercitarla plenamente. Las auroras y el primer sol de primaveras
es así: alegres como el bien que produce cada esperanza,
de nueva redención.

Reunida la Asamblea. Urvina fue elegido Presidente
Constitucional de la República, por una mayoría
inmensa compuesta de lo más granado de la Cámara.
El Presidente de ésta al darle posesión de su alto
cargo, hizo alusión a los servicios prestados a la causa
del pueblo, cuando la invasión de Flores. "Se os ha
elegido, dijo, por que habéis conjurado la tempestad que
amenazaba a la República bajo la bandera pirática
del traidor americano; porque habéis reunido en torno
vuestro al pueblo en masa para hacer ver al enemigo de la
República y a los extranjeros que la protegen, que
está vivo siempre en los hijos del Ecuador el amor a su
independencia, y libertad".

Las labores de la Asamblea fueron altamente provechosas
como era de esperarse. Se trataron de introducir las primeras
reformas liberales en nuestra Carta Fundamental; mas, sin nada
conseguir: la sombra cubría gran parte de la
Cámara, y quédale sólo, a ésta, el
honor de la iniciativa. Proclamó, además, la
manumisión de los esclavos, creando los fondos necesarios
para indemnizar el valor a sus respectivos propietarios.
Ordenó la expulsión de los jesuitas, expulsados
anteriormente de la Nueva Granada, como perniciosos a los
intereses de orden y tranquilidad de los gobiernos. En la
Constitución, sin embargo, se introdujeron reformas
sustanciales, de acuerdo todas, con el adelanto de las primeras
repúblicas de entonces y adaptándolas a las
exigencias de la nuestra.

Urvina eligió un Ministerio progresista y
popular. Y mucho, con el apoyo y prestigio de éste, y el
propio, hubiera podido hacer, sí al pensar en el bien de
la Nación, no se hubiera encontrado con la obstinada
resistencia de los ultramontanos rezagados. Esto no
impidió, sin embargo, para que se ocupase en cuanto le
fuera posible, del bien de sus conciudadanos. Se dio la ley
suprimiendo el tributo de los indígenas, esa carga
ignominiosa impuesta a la última de las clases, la vencida
y degenerada por la brutalidad de conquistadores mestizos, Raros
cuadros que de cuando en cuando se han mirado en estas tierras:
los dueños pagando el alquiler de su vivienda a los
extraños.

Se arreglaron, ventajosamente, las deudas
contraídas para la guerra de la Independencia. Ni una gota
de sangre se derramó en esa época de tranquilidad y
de progreso. El ejercicio de la justicia estuvo sin
obstáculos. La Ley era la norma única de los actos
del Gobierno.

Urvina dio muestras, durante su administración,
de un alma superior. Cuando Briones, después de victimar a
los enemigos de aquél, se presentó a su presencia
en son de triunfo, refiriéndole, hechos verificados para
su bien, según el asesino le insistía; puso a
éste en manos de la justicia para que conociera y
castigara los crímenes realizados en sus
enemigos.

Mucho hizo su Gobierno, en realidad, en una época
de trastornos y ambición indescriptibles; teniendo que
luchar con enemigos implacables cual ningunos: clérigos y
ultramontanos, ignorantes éstos, aquéllos
poseídos de cóleras satánicas; pues miraban,
ya muy cerca, escapar de sus tremendas garras la presa, retenida
bajo tanto tiempo.

Qué más había de hacer?
Volvió por los fueros de la dignidad ultrajada, rompiendo
las cadenas del esclavo; dio un terrible bofetón a la
injusticia, eximiendo del pago de tributos a la raza desgraciada:
purificó en el seno de la República naciente
arrojando fuera a los jesuitas, gérmenes de discordia y de
tinieblas.

Un solo rasgo, de su vida sería suficiente; para
reseñar, por sí solo, al patriota, al ciudadano y
al hombre superior. Refiéreme a la absoluta libertad que
dio a los electores para que señalaren a los que iban a
decidir de su futura suerte.

Algunos historiadores y cronistas, de aquella
época, han pretendido obscurecer los méritos de
Urvina, presentándole, para hacerle odioso, como un aborto
del militarismo improvisado. Fingieron ignorar, que Urvina, el
General, era el llamado, por las circunstancias, a gobernar la
República de entonces. Cuando las pasiones se desbordan en
un pueblo y mil gritos de ambición preconizan el estado de
una lucha permanente; cuando, cada cual quiere formar, con los
girones de la patria agonizante, su porvenir y su grandeza;
cuando se cree con derecho para convertirse en amo el
último mendigo de la bazofia o la canalla; precisa que
empuñe las riendas del Gobierno, alguien que con su propia
furia, contrarreste y domine las mil, de tantas otras. Y entonces
el soldado, el luchador se ha hecho indispensable, sobre todo en
nuestras tierras turbulentas. Nadie como él hará
suyo el duelo que se empeña en la contienda. Y es que
saldrá a lidiar por dos motivos: primero el de la patria,
segundo el de la espada: detalles no más: el fin es uno
mismo.

Para finalizar, me permito recoger las palabras del
Subteniente Luis F. Mora "Urvina concluyendo con la pesadilla de
la revolución florearía, se hizo el Presidente
necesario e indispensable de aquella época. Soldado
inteligente y laborioso, nadie mis que él, el llamado a
conjurar la tempestad que, perennemente amenazaba a la
República. Cumplió su cometido dignamente. Algunos
ecuatorianos se han acordado de su nombre para mencionar las
flaquezas y ambiciones, que las tuvo, como todos los humanos.
Otros, dejándose arrastrar por el odio al militar,
dijeron, había ciudadanos virtuosos y de talento
infinitamente superior al General. Olvidan sin duda, que el curso
de las revoluciones no se ha contenido jamás con
entonaciones de salmos y aleluyas. Precisa para contener el
torrente de esos males, augurios de la muerte, el látigo
del Filósofo, o la fuerza que rechaza la fuerza.
Sólo así han podido conjurarse los males más
terribles con que se ha pretendido flagelar a la
humanidad.

Y basta por hoy. He escrito estas líneas como, un
tributo de gratitud al Presidente señor General don
José María Urvina Viteri, precursor de la reforma
en esta tierra y defensor de las razas desvalidas. "Sí
algunos defectos tuvo en su carrera política y militar,
coméntelos el austero historiado. Yo, ante la grandeza de
sus méritos considero microbianos sus
defectos".

UN DIGNO EJEMPLO DE ETICA

Me encanta resaltar la parte ética y de honor que
tuvieron los hermanos José María y José
Gabriel Urvina Viteri, y que me consiento resaltar para que sirva
de ejemplo a aquellos que han pospuesto al mérito, la
familiaridad. Los documentos, que nos revelan la delicadeza
llevada al grado extremo por los señores Generales
citados, son los siguientes y constan en el periódico
oficial "Seis de Marzo", de fecha 11 de Diciembre de
1856:

"R. del E.- Secretaría de la Cámara del
Senado.- Quito, a 24 de Noviembre de 1856. 11 de la Libertad.- Al
H. Señor Ministro Secretario de Estado en el Despacho de
Guerra y Marina.- En la sesión de ayer fue aprobada la
siguiente moción: "Que se invite al Poder Ejecutivo para
que al Coronel Gabriel Urvina lo proponga para General de la
República".- Lo transcribo a US. H. para que se haga de
ella el uso que tenga por conveniente.- Dios y Libertad.-
Francisco Gómez de la Torre".

Conocedor el Coronel Urvina de la anterior
comunicación, dirigió la siguiente al Despacho de
Guerra:

"República del Ecuador.- Quito, Noviembre 24 de
1856.- Al H. Sr. Ministro de Estado en el Despacho de Guerra y
Marina.- Señor Ministro: Informado de que la H.
Cámara del Senado ha dirigido una invitación al
Poder Ejecutivo para que le pase la propuesta de mi ascenso a
General, pido al Gobierno que no se preste a ella; pues siendo el
Jefe del Estado mi hermano, cuya única circunstancia ha
producido mi postergación, no quiero que la maledicencia
interprete aquel suceso en daño de la respetable
opinión de los señores senadores, y la de S. E. a
quien espera que US. H. se sirva darle cuenta del contenido de
esta comunicación inmediatamente.- Dios y Libertad.-
Gabriel Urvina".

A la anterior, el Ministro de Guerra contestó en
los términos que siguen:

"República del Ecuador.- Ministerio de Estado en
el Despacho de Guerra y Marina.-Quito, a 24 de Noviembre de 1856.
11 de la Libertad.- Al B. Sr. Crnel. D. Gabriel Urvina.- Sometida
al despacho del Excmo. Sr. Presidente de la República la
muy estimable comunicación de US. de esta fecha,
contraída a solicitar que el Supremo Gobierno no tome en
consideración la excitación del Senado para que sea
propuesto US. a su inmediato ascenso de General; en su
consecuencia he recibido orden de S. E. para manifestarlo que
siendo este noble procedimiento propio de carácter de un
jefe pundonoroso, han sido aceptados los deseos de US.,
asegurando además de parte del infrascrito, que esta
conducta ha enaltecido más los relevantes méritos
de US., debiendo ser sumamente plausible a todos los
ecuatorianos, que el ejército nacional cuente con jefes
que reúnan a su valor y al conocimiento de sus deberes,
honor y delicadeza.- Dios y Libertad.- Teodoro Gómez de la
Torre".

El General Presidente envió al Senado este
mensaje:

"Excmo. Señor: Si un sentimiento de delicadeza me
ha impedido hacer justicia al reconocido mérito y
servicios del Coronel Gabriel Urvina; si este sentimiento me
condujo hasta el extremo de no presentar a este jefe, por ser
hermano mío, cuando hice varias presentaciones a la
Convención Nacional de 1852, no obstante qué nadie
en nuestra patria desconocía la justicia con que
debí procurar el ascenso del Coronel Urvina que sirve en
la carrera de las armas desde el año 1820 y cuenta veinte
años de Coronel efectivo: hoy no sólo ese mismo
sentimiento, sino el de un honroso y debido celo por la
conservación de la nombradía que tan dignamente ha
conquistado esa H. Cámara, me inducen a suplicarla me
exima de atender a la invitación que se ha dignado
dirigirme para que lo proponga para el ascenso a General al
citado Coronel Gabriel Urvina; pues no debo, Señor, abrir
esta puerta a las interpretaciones de los enemigos y
calumniadores de los altos poderes, y debo antes, y como hoy,
'preferir la postergación de este jefe. El, además,
acaba de dirigir al Gobierno la nota que original os
acompaño, que deberéis aceptar como la
expresión germina de sus convicciones y de su gratitud a
los senadores de su patria, y que me liberta, con ahínco
fraternal, del horrible peso que gravita sobre el que manda, toda
vez que comete actos de injusticia.- Dignaos, Señor, hacer
conocer este mensaje a la H. Cámara que tan dignamente
presidís, y aceptad las seguridades de mi respeto y
adhesión.- José María Urvina.- Teodoro
Gómez de la Torre".- Quito, a 24 de Noviembre de 1856. 11
de la Libertad".

Entonces el Senado acordó:

"República del Ecuador.- Secretaría de la
Cámara del Senado.- Quito, a 25 de Noviembre de 1856. 11
de la Libertad.- Al Sr. Ministro de Estado en el Despacho de
Guerra y Marina.- Tengo el honor de transcribir la siguiente
moción para que US. H. se sirva someterla al conocimiento
de S. E. el Poder Ejecutivo, adjuntándole a ella los
documentos a que se refieren: "Que se conteste al P. E., que el
Senado ha visto con satisfacción un acto de recomendable
delicadeza, que tiene pocos ejemplos, por el cual no ha aceptado
la invitación de esta H. Cámara para que se
proponga para el ascenso de General al Coronel Urvina: y que
tanto el mensaje como la nota oficial de este Jefe, se publiquen
por la imprenta y pasen al archivo de la Secretaría del
Senado".- Moción del H. Parra apoyada por el H.
Sánchez Rubio.- Aprobada.- Dios y Libertad,- Francisco
Gómez de la Torre".

¡Raro ejemplo, grandeza sin imitadores en esta
época de inopia, en esta época en que todo lo
sublime, todo lo grande, todo lo sensible, se esfuma, se va
perdiendo, mejor dicho, se ha perdido, en las lejanías
borrosas de un pasado de gloria!

No puedo ni debo agregar absolutamente nada, saquen
ustedes mismos la conclusión.

(1) Villamil era asesor de Urvina y empujado por sus
hermanos masones en la Convención se trató el tema
y Aguirre Abad, como Jefe de la Comisión Jurídica,
consiguió que su yerno, el Diputado francisco Pablo de
Ycaza Paredes, presente en un proyecto de Ley concediendo la
libertad inmediata a los esclavos, indicando que no se
podía hacer justicia a los esclavos con una injusticia a
sus amos, para lo cual pidió armonizar el Decreto de
Libertad con los intereses creados. Poco después,
presentaba un proyecto de Decreto que la Convención
aceptó íntegramente, por el cual se
Manumitía a los Esclavos, esto es, se les compraba su
libertad, pagando el precio a sus amos. Para el efecto se
formaron Juntas de Manumisión en toda la República,
empleándose más de 400.000 pesos, suma enorme para
la época, si se considera que las rentas totales del
país no ascendían anualmente ni al triple de
ella.

(2) La Casa del General Urvina estaba ubicada en la
calle Luque casi a llegar a Pichincha. Había sido comprada
por su esposa en 1873 con parte del dinero de la herencia de
ella, a la sucesión de Francisco Suárez, cuya casa
era el doble. Lo adquirido fue la mitad. Años de
después la familia del General se cambió a la
esquina norte de la calle Bolívar y Malecón, donde
él murió. Su viuda falleció muy ancianita en
Lima en 1910.

 

 

Autor:

Luis Pacheco Manya

Ex Suboficial de la ARE

7 de septiembre 2014

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter